La prevención social de la violencia y la delincuencia debe ser transversal en todas las políticas públicas.
El modelo de seguridad pública tradicional está agotado y ha sido rebasado por la realidad social de nuestro país. Esto requiere de nosotros creatividad para resolver los desafíos que se nos presentan para transitar como sociedad a una más justa, inclusiva y en la que predomine la paz social.